Con los propósitos del nuevo año sentimos que no somos suficientemente fuertes para alcanzar todas las metas que nos planteamos y los fracasos acaban minando nuestra dignidad. El error radica en no aceptar nuestra vulnerabilidad porque nos hace sentir inseguros, frente a esto, hay que trabajar en la humildad y el agradecimiento para arrancar con fuerza el 2024.
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