En ocasiones nos desanimamos no tanto por como vienen las cosas, sino por cómo nos hablamos de ellas. Vemos la realidad distorsionada por nuestra forma de interpretarla, tomar conciencia de estas distorsiones nos puede ayudar a corregirlas.

• Ponemos etiquetas del tipo, “Soy un fracasado”, cuando no hemos conseguido una promoción o hemos fallado en algo, pero no siempre somos los responsables de todo lo que pasa.
• Tomar la parte por el todo o generalizar situaciones puntuales, puede sacarnos de nuestras casillas.
• Anticipar acontecimientos, presagiar actitudes, comportamientos y sucesos negativos sin evidencias, y de manera arbitraria no ayuda a ser proactivo.
• Enfocar los fracasos y la negatividad, nos bloquea. Poner nuestra atención en lo que hacemos bien y en lo positivo nos abre a la gratitud, bondad y compasión, y nos mantiene en calma.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Identificar nuestras habilidades es esencial para encontrar trabajo o mejorar nuestra posición. Todos tenemos talento, pero no tenemos talento para todo. Lo difícil es identificar la habilidad que poseemos, especialmente cuando pretendemos comenzar una nueva etapa profesional o cuando estamos un poco perdidos. Existen tres sencillas preguntas para clarificar hacia dónde orientarnos:

• ¿Qué se me da bien? Nos puede gustar mucho algo, pero para tener talento necesitamos destacar y lograr resultados. Eso requiere esfuerzo, aprendizaje, experimentar, contar con maestros o con referentes. En definitiva, dedicar tiempo y esfuerzo.
• ¿Qué valoran los demás de mi? Si estamos hablando del plano profesional, necesitamos convertir nuestras habilidades en resultados. Nos puede apasionar nuestro trabajo, podemos dedicarle tiempo y esfuerzo, pero si no interesa a los demás, difícilmente será considerado un talento.
• ¿Qué me gusta? La pasión es el principal motor para el desarrollo de nuestro potencial. Si no disfrutamos con lo que hacemos, difícilmente destacaremos. La pasión es continua en el tiempo y no se daña con circunstancias puntuales.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Los cambios nos sacan de la rutina, de la comodidad y generan estrés. Incluso los cambios que buscamos y deseamos (casarse, organizar las vacaciones, tener un hijo,…). Pero también son una gran oportunidad de aprender, de madurar, de lograr nuevas metas.

Aprovechar la oportunidad del cambio requiere ser un poco niños:

• Sé curioso. Ellos lo preguntan todo, lo exploran, sin ideas preconcebidas, con ojos inocentes. Y siempre hay opciones, todo les atrae, el día se les hace corto para acercarse a cada lugar, persona y situación con ganas de ver las oportunidades que ofrece.
• Busca compañer@s de viaje. Los niños siempre buscan compañía de otros niños o de adultos, que les ayuden, les muestren en el camino o simplemente les acompañen.
• Juega con las cosas, mirándolas desde otros puntos de vista: ¿para qué más serviría? ¿a quién? ¿cuándo? ¿y si…?
• Explora lugares, situaciones, personas, experiencias. Busca el cambio estimulando tus oportunidades de desarrollo. Permite que el roce de la vida te pula, te haga brillar.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Nos enfrentamos a situaciones difíciles, a encrucijadas en nuestras vidas, a momentos en los que no vemos que esto, también pasará. ¿Qué podemos hacer?.

• Explora las cosas desde otro punto de vista. Puede ser que algo te esté impidiendo incluso respirar, te mantiene tenso y desconcentrado. Prueba a mirarlo con otros ojos, los de una persona de 80 años o los tuyos cuando estás de vacaciones en tu lugar ideal de descanso. Quizá te puedas preguntar, si esto será importante para ti dentro de 5 años.
• Comprueba por ti mismo lo bueno que es pensar en positivo, cuesta lo mismo que pensar en negativo pero es más potenciador. Todo tiene una parte buena, pregúntate ¿qué te puede aportar esta situación?, ¿cómo serás cuando la hayas superado? ¿qué habrás aprendido?
• Busca con confianza 10 cosas buenas que estén en tu vida. Valóralas como auténticos regalos que son, no todo el mundo las puede disfrutar. Agradecerlas te permitirá disfrutarlas más y te llenarás de energía para dar el siguiente paso en tu vida.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Todos somos personas inteligentes, pensamos, nos documentamos, calibramos los riesgos y al final decidimos, ¿cómo es posible pues que nos equivoquemos tantas veces? Simplemente porque perdemos de vista que el corazón tiene razones que la razón ignora.

• Practicar unos minutos al día de meditación nos permitirá prestar atención a lo que hay en nuestras vidas sin reaccionar, sin juicios, sin rechazos. Dejando reposar las preocupaciones, distracciones y demás ruidos, nuestro paisaje interior quedará despejado y nos aportará la serenidad que necesitamos para dirigirnos en la vida.
• Practicar este ejercicio en los momentos de ansiedad, miedo o rabia, nos puede salvar del secuestro emocional que tanto daño puede hacer en nuestras relaciones personales.
• Si al final no logramos controlarnos, siempre podemos demostrar nuestra grandeza pidiendo disculpas, hacerlo también permitirá que los demás puedan brillar a pesar de sus limitaciones e imperfecciones.
• Pedir “perdón” y mostrar cortesía y gratitud con un “por favor” y un “gracias” son claves de identidad de un gran líder, de una gran persona.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

A menudo nos gustaría decirles que no a los demás, dar una opinión diferente a la de la mayoría o decir lo que pensamos sin más. Esto nos puede parecer difícil, no nos atrevemos pensando que los demás nos pueden rechazar o nuestro jefe llegar a tener peor imagen de nosotros. ¿Qué podemos hacer?

• Describe los hechos, acciones, ideas o comentarios que quieras rebatir de la manera más objetiva posible.
• Expresa de manera honesta y sencilla cuales son tus emociones ante ellos.
• Expón tu idea, opinión o petición, para que las otras personas conozcan lo que piensas.
• Para finalizar demuestra tu apertura al diálogo preguntando cómo ven lo que acabas de exponer.

Recuerda, se puede decir todo con franqueza y respeto.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Son frecuentes las reuniones o conversaciones que nos calientan la cabeza pero que no concluyen nada. Hemos perdido nuestro tiempo y el de nuestros jefes, colaboradores, del equipo en general. Es hora de asumir la responsabilidad de nuestras conversaciones.

• ¿A dónde quiero llegar con esta conversación? Tengo que tener en mente donde voy, de lo contrario la conversación puede desviarse por infinitos derroteros y acabar hablando del tiempo.
• ¿Qué preguntas planteo? Si tengo claro mi objetivo, puedo plantear preguntas para conocer el punto de vista del otro, sus miedos, dudas y empatizar con su postura.
• ¿Escucho? En ocasiones nuestro mayor problema es no escuchar, y no es que no oigamos lo que se está diciendo, sino que olvidamos captar lo inexpresado. El silencio es clave para escuchar al otro.
• ¿Soy consciente de cómo discurre la conversación y si nos estamos desviando del tema?

Al finalizar seremos conscientes del papel que hemos jugado en la conversación y podremos asumir de forma responsable las conclusiones de la misma. Sabremos cómo ha discurrido y en su caso en que punto nos alejamos del objetivo que tenía.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ

Te propongo incorporar algunas prácticas de mindfulness a tu vida, durante las próximas tres semanas, a fin de crear un hábito. Ve tomando notas de lo que te sorprenda, que será mucho y no te defraudará.

1.Cada vez que te laves las manos, observa las burbujas del jabón, nota la temperatura del agua y el ruido que hace y el olor del jabón.

2.Toma una comida o una bebida en silencio cuando estés solo. Puedes hacer de este gesto una meditación profunda.

3.Al andar, al conducir, en la bicicleta o el patinete sé consciente del mundo que te rodea, de las irregularidades del suelo, del movimiento de tus manos o brazos.

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Mª Pilar Paúl Garasa, docente del grado en Psicología de la USJ